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La educaci�n sexual bien
entendida abarca todos los conocimientos que contribuyen a formar la
personalidad del individuo, a ponerlo en condiciones de reconocer las
caracter�sticas sociales, morales, psicol�gicas y fisiol�gicas de su
propia configuraci�n sexual, y a establecer relaciones �ptimas con las
personas de su propio sexo y del sexo opuesto.
Dimitry Isaev, del Instituto M�dico de Pediatr�a, de Leningrado.
Consultor Salud Mental OMS. 2002.
Educaci�n sexual
Durante las �ltimas cuatro d�cadas se ha producido una disminuci�n de la
edad de inicio de las relaciones sexuales coitales, equipar�ndose la
edad de chicos y chicas respecto a su primera relaci�n coital. Las
caracter�sticas de este tipo de relaciones son:
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La falta de formaci�n en el h�bito de la sexualidad y, con ello, los
miedos y falsas creencias de que son portadores estos j�venes.
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La
contradicci�n que se produce entre las presiones del grupo de
iguales y sus propios deseos de mantener relaciones sexuales y la
evitaci�n desde el medio familiar.
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La fuerte asociaci�n entre actividad sexual y sexo con penetraci�n,
que dificulta que los j�venes realicen conductas sexuales alternativas
que impliquen menores riesgos.
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En la mayor�a de los casos se lleva a cabo sin planificaci�n, es
decir, sin la utilizaci�n de m�todos anticonceptivos adecuados para
prevenir las enfermedades/infecciones de transmisi�n sexual y embarazos no deseados.
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La disminuci�n de control que implica el
frecuente consumo de drogas, entre
otras el alcohol, en la adolescencia.
�stos ya ser�an suficientes criterios para justificar una buena
Educaci�n Sexual que facilite una sexualidad sana, responsable, libre de
prejuicios y miedos a trav�s de informaci�n cient�fica, el
an�lisis de las actitudes individuales de los j�venes con respecto a la
sexualidad y la ense�anza en la responsabilidad para con uno mismo y los
otros.
En base a la experiencia del equipo de Terapia y M�s en la realizaci�n
de talleres de Educaci�n Sexual en distintos Centros Educativos, se
observa que aparece un claro desfase entre la percepci�n de un supuesto
suficiente conocimiento para la edad de los participantes de estos
talleres (de doce a diecisiete a�os) y la realidad. Se destaca una
insuficiente educaci�n sexual en general: falta de
conocimiento de los propios genitales y los del otro sexo, atenci�n
excesiva a determinados mitos promovidos por la cultura y no resueltos
con informaci�n cient�fica. Existe una demanda cada vez mayor
de mejor comunicaci�n entre los j�venes y los �mbitos familiar y
educativo en cuanto a temas relacionados con la Sexolog�a.
Respecto a la conducta sexual entre adolescentes y j�venes, la presencia
de elementos que se escapan a la l�gica racional, muy destacados en la
sobreinformaci�n, habr�n de tenerse en cuenta: c�mo reconocer
la influencia de elementos emocionales, considerar una perspectiva
interactiva m�s compleja que desde la linealidad de la individualidad y
la necesidad de abordar las diferencias de g�nero.
Por ello, es conveniente que existan programas m�s amplios de Educaci�n Sexual en el
medio educativo, formaci�n e informaci�n a padres/madres y/o tutores
para la mejora de la comunicaci�n con los j�venes enfocada a temas
relacionados con sexualidad y formaci�n de formadores.
Finalmente, es
necesario subrayar que consideramos que el trabajo de promoci�n de
conductas sexuales saludables se ha de incorporar necesariamente en
tempranos y prolongados programas de Educaci�n Sexual y a lo largo de
todo el ciclo vital, ya que la pr�ctica cl�nica nos informa frecuentemente de la
necesidad de ampliar este conocimiento sobre la Educaci�n Sexual en
todas las edades.
Puede
ver algunas de las actividades de Educaci�n Sexual realizadas por el
equipo de Terapia y M�s en la secci�n
Colaboraciones o la de
Psicolog�a Preventiva y Promoci�n de la Salud.
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