¿Quieres mejorar tu bienestar personal y no sabes por dónde comenzar? Te invitamos a que lo hagas escribiendo. No se trata de escribir una novela, ni de expresarse como un literato, sino de dejarse llevar y anotar todo aquello que pase por la cabeza, ya sean sueños, recuerdos del pasado o nuestras experiencias cotidianas. Cuando quieras darte cuenta habrás completado la primera hoja y podrás comenzar a disfrutar del placer de escribir y de sus múltiples ventajas para el bienestar psicológico.
COMIENZA POR CONOCERTE CON LA ESCRITURA LIBRE
La escritura puede ser un acto de encuentro personal, libre y sincero. Al no haber otras personas o cosas implicadas, puedes olvidarte de condicionamientos sociales, normas, roles que desempeñar o apariencias que mantener. Prueba a darte permiso para expresarte y dejar que tus pensamientos fluyan sin miedos ni tabúes.
Puedes comenzar escribiendo un diario. Aunque parezca complicado estar delante de un papel y con un bolígrafo en la mano sin saber qué anotar, basta con comenzar dedicando 15 minutos diarios a plasmar las experiencias cotidianas. ¿Qué he hecho hoy? ¿Cómo me he sentido? ¿Qué momentos han sido agradables? ¿Cuáles resultaron conflictivos? ¿Cuál ha sido el sentimiento más frecuente a lo largo del día? ¿Qué me gustaría hacer mañana para sentirme mejor?
“No se trata de escribir una novela, ni de expresarse como un literato, sino de dejarse llevar y anotar todo aquello que pase por la cabeza”.
Releer lo escrito pasados unos días te permitirá analizar con más distancia y objetividad los acontecimientos, las emociones, los sentimientos y la forma en que resuelves las situaciones. ¿Qué has descubierto de ti mismo/a? Quizá te sorprenda encontrar alusiones al pasado de cuestiones aún no asumidas. Es posible que percibas que tienes determinados miedos, preocupaciones o angustias que no sabes cómo afrontar. Que en ocasiones actúas dejándote llevar por las emociones. Que haces determinadas cosas por agradar a los demás pero te sientes mal contigo misma/o. A lo mejor detectas que tienes deseos o asignaturas pendientes. Escribir ayuda al planteamiento de objetivos para mejorar y a reafirmación de lo que nos hace sentir satisfacción.
AUMENTA TU BIENESTAR PRACTICANDO DIFERENTES TIPOS DE ESCRITOS.
Tu historia. Si en tu diario encuentras cuestiones heredadas del pasado que crees que condicionan tu presente, prueba a escribir tu historia familiar y personal. Recuerda los mensajes explícitos e implícitos que te daban en casa, en el colegio o con tus amigos/as. Las normas, creencias, lo aceptado, lo prohibido, lo elogiado, lo censurado, etc. Esto puede ayudarte a detectarlas, confrontarlas y decidir cuáles asumes y cuáles modificas.
Escribir una historia diferente. Escribir la historia contada por las otras personas que participaron en ella (abuelos, padres, hermanos, amigas, pareja o hijos) puede ampliar el ángulo de visión. La mayor perspectiva te ayudará a asumir y reestructurar los hechos.
Cartas. Las cartas pueden ayudarte a calmar los sentimientos producidos por heridas sin cicatrizar. Puedes escribir (a otras personas o a ti) cartas de perdón, de temas no hablados o de despedida.
Cuentos. Si hay cuestiones que te preocupan, miedos a los que no te atreves a enfrentarte, deseos o expectativas que no te permites sacar a la luz, puedes probar a escribir cuentos. Poniéndolo en manos de tus personajes de ficción no correrás riesgos reales. Además, la posibilidad de inventar diferentes finales te facilitará la toma de decisiones.
Proyectos. Si en tus escritos aparecen sueños o ilusiones no cumplidos puedes trasladarlos a una lista y convertirlos en tus proyectos. Ordenarlos en función de su dificultad y de tu motivación puede ser de utilidad para establecer un orden de ejecución y que puedan convertirse en realidad.
Lista de actividades agradables. ¿Cuántas cosas de las que solías disfrutar ya no haces? ¿Qué te gustaría realizar con más frecuencia de lo habitual? ¿Qué te ayuda a sentirte bien? Puedes hacer un listado y animarte a realizar al menos una al día. Al terminar, recuerda escribir en tu diario el grado de bienestar que te proporcionan. Si pasado un tiempo lo revisas y recuerdas el bienestar sentido, será más fácil que te animes a repetir la experiencia.
Registro. Es una herramienta de escritura terapéutica más elaborada. Tiene la finalidad de hacer un análisis exhaustivo de las emociones, los pensamientos, sentimientos y comportamientos para su posterior cambio. Si te sientes mal y no sabes las causas, si algo te afecta negativamente y deseas cambiarlo pero no sabes cómo hacerlo, prueba a anotar: qué pasó, qué estuviste haciendo antes, quiénes estaban presentes, qué pensaste, cómo te sentiste, cómo actuaste y qué pasó después. Contarás con más información sobre qué aspectos modificar. Veamos el siguiente ejemplo:
| Qué hice | Comida familiar. Todos hablando de problema con la abuela, nadie me escucha. |
| Qué hice antes | Leer el periódico. |
| Personas Presentes | Familiares |
| Qué pensé | Nadie me presta atención. Siempre ocurre lo mismo.Desde que me he jubilado no sirvo para nada.Seguro que piensan que yo no tengo nada que decir.Es terrible que mi familia no me considere. |
| Cómo me sentí | Enfadado/a. |
| Qué hice | Me levanto de la mesa, gruño y me voy a dormir la siesta. |
| Qué pasó después | No pude dormir. Al levantarme no digo nada pero me sigo sintiendo mal. |
Si la persona del ejemplo se detiene a analizar lo descrito, podrá concluir que su malestar puede disminuir si se esfuerza en transformar algunos factores que dependen de ella, como decidir dejar la lectura para otro momento; analizar sus pensamientos, darse cuenta de que muchos son erróneos y convertirlos en otros más apropiados; en lugar de gruñir e irse a la cama, puede intentar pedir la vez y explicar a sus familiares que para él/ella es importante que le atiendan.
Puedes utilizar la escritura para conocerte, reafirmarte, cambiar e incluso, como legado para tus descendientes. Quizá descubras que escribir es un placer en sí mismo y una oportunidad para disfrutar de dedicar un tiempo diario de ocio a la reflexión, cosa de la que solemos carecer.
Julia Silva García. Psicóloga y Sexóloga de Terapia y Más.

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